El discurso del 21 de mayo y la posibilidad de transformar la crisis actual en oportunidad

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Cristian Jamett
El discurso del 21 de mayo constituye una de tantas tradiciones republicanas, pero más en su forma que en el contenido, pues los estilos de comunicación política y las coyunturas hacen que los presidentes utilicen este rito para hacer anuncios y promesas propias de campañas electorales, sin dar cuenta pública de lo avanzado durante los años de gobierno.

El discurso de la presidenta Bachelet estuvo cargado de “promesas de proyectos” que van desde la creación de nuevos ministerios (ciencia y tecnología, asuntos indígenas), hasta la nivelación de los costos de los servicios básicos a nivel nacional, siendo tal vez los anuncios en materia educacional los más importantes al pronunciar un 60% de gratuidad en la cobertura de la educación superior.

El problema radica en que la crisis actual de la relación entre Estado y Sociedad no se resuelve con políticas parciales o sectoriales ausentes de políticas de Estado que permitan recuperar esta relación perdida. En efecto, mientras se mantenga la ambigüedad como maniobra comunicacional en el tema de la asamblea constituyente, todos los anuncios realizados carecen de una política de Estado clara y transparente, respecto a la forma en que entendemos el papel de la sociedad en el ejercicio político.

Una de las lecciones más lúcidas de Nelson Mandela y que debería transformarse en el manual para cualquier estadista moderno radica en la necesidad de hacer frente a los problemas, no evitarlos ni disfrazarlos, porque de lo contrario reaparecen una y otra vez con mayor intensidad, algo de lo cual la transición a la democracia quedo en deuda producto de la forma poco transparente en que proceso las demandas sociales y que hoy son el antecedente directo para dudar sobre el carácter vinculante de las consultas y cabildos ciudadanos a la hora de elaborar la nueva constitución.

Es necesario recuperar y disputar las tradiciones republicanas-democráticas, más desde la sustancia que desde el estilo, como oportunidad para hacer anuncios de Estado de envergadura, audaces y orientadores, pues la crisis también pueden ser transformadas en oportunidades de cambio donde el dilema histórico es si estos cambios serán progresistas o conservadores.

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