Columna | El despertar de Chile para una Nueva Constitución

Columna | El despertar de Chile para una Nueva Constitución

Cristián Mora Parra
Consejero Regional del Maule
Partido Progresista de Chile

Hoy la historia, está siendo escrita con el puño y letra de la Ciudadanía que, históricamente, ha sido postergada y excluida de las grandes decisiones donde los grupos privilegiados han socavado la democracia a favor de sus intereses.

Son las nuevas generaciones quienes han despertado del sueño profundo a las generaciones de padres y abuelos, quienes han sufrido los abusos de un Modelo que ha devorado la dignidad y la calidad de vida durante 30 años.

El salto de un estudiante, evadiendo el pago por las alzas tarifarias del Metro, representa simbólicamente el nacimiento del proceso constituyente, el despertar de un pueblo aburrido, cansado y agobiado por un Modelo Neoliberal que ha violentado y precarizado sus vidas.

Ya no hay vuelta atrás, el proceso constituyente entendido como el momento fundacional cuyo objetivo es elaborar una nueva Carta Magna representando la voluntad y las necesidades de la Ciudadanía.

Por lo anterior, nuestra historia social y política recuerda el proceso de 1925, donde se convocó la Asamblea Constituyente de Asalariados e Intelectuales para discutir y deliberar una nueva Carta Constitucional. Sin embargo, Al cabo de cuatro meses de culminados los trabajos de los delegados de esta convención popular, la promesa de Asamblea Constituyente hecha por el presidente de la República Arturo Alessandri Palma fue desechada por el mismo mandatario al nombrar una comisión encargada de redactar un proyecto de Constitución. Sin embargo, el poder constituyente radicado en el pueblo fue relegado, entregando su diseño a la elite Política.

Es imperativo destacar que el  Poder Constituyente es aquel que tiene la facultad para establecer la Carta Fundamental, y se encuentra radicado en el pueblo o Nación. Como lo señala el art. 5 de la Constitución de la República de Chile “La soberanía reside esencialmente en la Nación. Su ejercicio se realiza por el pueblo a través del plebiscito y de elecciones periódica…”. Siendo éste el único que puede darse legítimamente una Carta Fundamental.

Por lo anterior, la Asamblea Constituyente es el principio esencial de las Repúblicas democráticas nacidas bajos los postulados de Libertad, Igualdad y fraternidad desde la Declaración del hombre y el Ciudadano aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente de 1789.

La Asamblea Constituyente permite que las y los ciudadanos en elecciones libres, representativas y vinculantes elijen a los miembros que elaboran la nueva Carta Magna. La llave que permite abrir esta oportunidad es el Plebiscito, donde la ciudadanía decide el mecanismo para su elaboración.

El Gobierno propone su mecanismo bajo el Congreso Constituyente, que no es más que sus miembros son los mismos parlamentarios cuya legitimidad relativa y valoración ciudadana es mínima. Esa misma generación que ha creado la presente crisis, no puede decidir el futuro de esa mayoría ciudadana que quiere ser protagonista por primera vez en la historia.

La actual crisis social y política, no resiste mayor análisis. La indiferencia del gobierno ante el despertar del movimiento ciudadano, proyecta una real apatía respecto a la necesidad de un nuevo Pacto Social.

La represión como una respuesta Gubernamental, ha generado la pérdida de vidas, heridos y graves violaciones a los Derechos Humanos evocando las épocas más oscuras de nuestra historia. Peor aún, en un régimen democrático.

Una de las grandes señales democráticas, lo plantearon Concejales y Alcaldes a través de la Asociación Chilena de Municipalidades que representa a 330 comunas del país, organizaron plebiscitos comunales o consultas ciudadanas para el 07 diciembre próximo. Haciendo eco de las transversales demandas de sus comunidades, siendo la municipalidad el primer contacto con la unidad básica social. La apertura de este ejercicio democrático, da a entender la real sintonía que existe en la primera autoridad comunal y, sobre todo, la unidad de los distintos colores y colectividades políticas cuyo fin es el bien común e interés general de sus vecinos.

Por otro lado, el presidente “tocando la lira” mientras el país arde en las reivindicaciones por la justicia social y la dignidad de un país que crece pero que no se desarrolla.

La Constitución del 80 promoviendo el Modelo que privatiza los derechos esenciales y precariza las relaciones humanas, privatizando el recurso hídrico que por esencia es un derecho humano, explotando nuestros recursos naturales y destruyendo nuestro ecosistema, y un largo etc…

Asumir nuestra realidad y la crisis impuesta, nos concede una gran oportunidad para construir una nueva Sociedad a través de un contrato social que garantice la dignidad, sobre todo, el futuro para nuestros hijos y las nuevas generaciones.

Hasta que la Dignidad se haga Costumbre!!!

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