COLUMNA | El día de la independencia, el ataque terrícola y el nuevo desorden mundial

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COLUMNA | El día de la independencia, el ataque terrícola y el nuevo desorden mundial

Este 4 de julio, Estados Unidos celebra su 242º aniversario de la firma que declara la independencia del Imperio Británico siendo un legado de democracia, equidad y liberación emulando a la Revolución Francesa y ratificando valores de una sociedad en la búsqueda de un bienestar común para la defensa de los derechos fundamentales de las personas.

Por otro lado, esta fecha también ha sido un punto de referencia para la industria cinematográfica en la creación de películas relacionadas a salvar el mundo de catástrofes naturales o ataques extraterrestres hacia la humanidad y nuestra sociedad, donde el rol protagónico de los Presidentes héroes de los Estados Unidos, se transforman en una obviedad en la ficción, que a veces pasan a la realidad en un sentido contrario, según nuestra visión de sociedad progresista.

Bajo la perspectiva anterior es sensato decir que la humanidad está bajo varias amenazas reales: la nuclear, la escasez de agua potable en vastas regiones del mundo, el creciente calentamiento global, las dramáticas consecuencias de la sobreexplotación de los bienes y servicios naturales indispensables para la vida.

A estas amenazas se añade otra no menos peligrosa: Trump, quien no es una causa del nuevo desorden mundial. Es más bien un síntoma de tiempos en que los valores civilizatorios que daban cohesión a un pueblo y a las relaciones internacionales, quedan simplemente anulados. Lo que cuenta es el voluntarismo narcisista de un poderoso jefe de Estado, Trump, que en el lugar de estos valores colocó, pura y simplemente, el dinero y los negocios. Son éstos los que definitivamente cuentan. Lo demás son perfumes dispensables para el dominio del mundo.

Este personaje, rompió tratados comerciales con viejos aliados europeos, la Alianza del Transpacífico y abrió una arriesgada guerra comercial con su mayor rival China, imponiendo recargos de importación de productos que suman miles de millones de dólares, además de cobrar tasas sobre el acero y otros productos a otros países como Brasil. También estableció políticas migratorias abominables separando a los niños de sus familias, levantando muros alrededor de toda frontera norteamericana. También denostó cualquier avance hacia la defensa de la tierra en contra de la contaminación por sobre la industrialización, retirando a USA del acuerdo de Paris contra el cambio climático. Demostró su poderío militar como cualquier matón de escuela cuando ataco Afganistán y Siria y por ultimo amenazó directamente a Corea del Norte de no lograr acuerdos políticos, económicos y quién sabe si militares.

Es propio de figuras autoritarias y narcisistas hacer de menos a las legislaciones. Cuando les conviene, pasan por encima de ellas, sin dar mayores razones. Para Trump vale más la invención de «una verdad» que la verdad factual misma. Las Noticias falsas son un recurso presente en sus redes sociales. Según empresas de estadísticas norteamericanas, desde que asumió la presidencia, ha dicho unas 3.000 mentiras. La verdad y la mentira valen para él en la medida que respaldan sus intereses. Curiosamente, venció los principales pleitos, y tiene la aprobación del 44% de la opinión pública, y del 82% de aprobación del Partido Republicano. No tolera críticas, y se cercó de asesores súcubos que le dicen para todo «sí», bajo el riesgo de ser, si no, despedidos o empujados a renuncias voluntarias.

Si es reelegido –lo que no es improbable–, el estilo de gobierno y la negación de toda ética pueden tornarse irreversibles. No olvidemos que Hitler y Mussolini también fueron elegidos y crearon sus mentiras, vendidas como «verdades» a todo un pueblo. Podemos estar frente a un mundo marcado por la xenofobia, por la exclusión de miles y miles de inmigrantes y refugiados, por la afirmación excesiva de los valores nacionalistas en desprecio de los valores de los otros. Tales actitudes, transformadas en políticas oficiales, pueden ser fuente de graves conflictos, cuyo «crecimiento» puede incluso amenazar a la especie humana. Cómo será el destino de la humanidad, puesta en manos de narcisistas de este tipo, cuyo paralelo sólo se encuentra en Nerón, que se divertía asistiendo al incendio de Roma, con la diferencia de que ahora no se trata de un incendio cualquiera, sino del incendio de la entera Casa Común que es nuestra tierra, provocando un verdadero ataque terrícola, y en el mundo ejemplos que no dejan de estar mucho más atrás o ajenos a esta forma de gobernar sus intereses, como Le Pen en Francia, Berlusconi y Conte en Italia, o en nuestro barrio sudamericano: Macri en Argentina, PPK en Perú, Temer en Brasil, o como en nuestro país, el mismo Piñera, quien desde el robo del Banco Talca, estafa Transbank, coimas LAN en Argentina, venta de ChileVision para fideicomiso tuerto, Censo2012, puente Caucau, boletas ideológicamente falsas y todas las que vendrán.

Como en su ADN tienen un factor común de ser ambiciosos, imprevisibles y a toda hora pueden cambiar de posición, debemos preguntarnos, cuáles serán los próximos pasos de estos “líderes del nuevo desorden mundial”.

Ahora será el deber de los ciudadanos de este planeta organizar una contraofensiva al poderío del individualismo y personalismo capitalista imperante de empresarios gobernantes, y ya ponernos de acuerdos en construir una sociedad donde podamos juntos crecer hacia un mundo más empático con el hombre y su entorno.

Si llegaste hasta acá, es porque las ideas Progresistas te conmueven. ¡Súmate como militante a la fuerza de cambio!

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