COLUMNA | #ChileCambió: Nuestro Partido, nuestro desafío

COLUMNA | #ChileCambió: Nuestro Partido, nuestro desafío

Alan Fancelli
Secretario General de las Juventudes Progresistas de Chile
Consejero Federal de la Region de Magallanes y la Antártica Chilena

Hoy, 13 de diciembre, se cumplen 9 años de la primera elección presidencial de Marco Enríquez, pero lo que pudo haber quedado en una simple elección se convirtió en el inicio de un movimiento, que después adquirió organización y se transformó en un gran partido. Acá se albergan sueños, deseos y esperanza de un Chile distinto.

Han sido años de sacrificio, lucha incansable, sufridas derrotas y grandes victorias, pero lo mejor ha sido lo que muy pocas personas ven, lo que
pasa dentro de esta casa.

Mi accionar político inicia aquí, en esta casa, en 2009 y con tan solo 14 años de edad. En ese momento, nuestro país estaba sumido en una crisis política y social. La Concertación estaba perdiendo terreno por las malas prácticas políticas, por decepcionar a nuestro pueblo por las promesas que no cumplieron y mantener la Constitución creada por la dictadura cívico-militar. La sostenida crisis y las constantes movilizaciones fueron abriendo los ojos a la población, a las y los trabajadores, a los estudiantes. Fue en ese momento en donde la candidatura de Marco Enríquez marca un antes y un después en la historia del país, ya que volvía a florecer la esperanza que muchos creían marchita.

Aún recuerdo cuando me acerqué al stand en Plaza de Armas, lleno de jóvenes que creían en un Chile distinto, con más justicia, con respeto por la vida y con un espíritu joven, como yo. Con mis 14 años, y luchando desde el liceo municipal y emblemático Manuel Barros Borgoño, las propuestas de este joven líder, en materia de Educación, iban acorde a lo que las y los estudiantes anhelaban para el país. Las movilizaciones sociales eran cada vez más recurrentes y las soluciones políticas dadas por el gobierno de Michelle Bachelet eran insuficientes frente a las  históricas demandas del Pueblo, que era alcanzar una Educación pública, gratuita y de calidad como derecho constitucional.

Fue aquí donde conocí un verdadero proyecto de izquierda, donde las demandas de nuestro Pueblo fueron realmente escuchadas. Fue un largo y difícil camino, ya que enfrentamos a una izquierda sin ideas ni liderazgo y a una derecha conservadora que buscaba re-encantar a la ciudadanía. Aún sin experiencia, siendo nuestra primera campaña presidencial, logramos obtener el 20.14%. No logramos llegar a la anhelada segunda vuelta, pero logramos establecer una tercera fuerza política en el país, una que concentraba las demandas populares. 

Definitivamente en Chile estaba comenzando un cambio, el del progresismo. Para guiar este cambio, no era suficiente el movimiento, se debía crear un partido que nos ayudara a disputar los espacios de transformación. Fuimos organizándonos cada vez más, y yo fui creciendo junto a un grupo de compañeras y compañeros que deseaban un cambio profundo y verdadero en nuestro país. 

Como diría Antonio Gramsci, marxista italiano: “pasamos de la indiferencia a tomar partido”.

El proceso ha sido muy difícil, hemos sufrido ataques constantes por parte de los grandes medios de comunicación, por malintencionados fiscales y pésimos periodistas que pretenden dañar nuestra imagen para evitar que lleguemos al poder y apliquemos nuestro transformador programa. Hemos sido fuertes ante los embates, hemos pasado por el desierto, nos hemos caído, volvimos a perder dos veces más y perdimos valiosos compañeros. Pero nuestra esperanza sigue intacta, y mientras no nos arrebaten eso, será imposible que dejemos de luchar.

En nuestra historia reciente, nos hemos fusionado, hemos crecido, tanto en número como en calidad, tenemos representación en el Congreso, creamos la Juventud Progresista y estamos preparando nuestro primer Congreso Ideológico. Nos hemos hecho más fuertes y con más  oportunidades de disputar el poder que antes.

Hoy, junto a Marisela Santibáñez, gran lideresa y compañera de batallas, y el Senador Alejandro Navarro, hombre de gran convicción y coraje, el Partido ha crecido, ha fallado, ha enmendado, ha madurado, al igual que sus militantes y dirigentes.

Siempre debemos recordar que los partidos políticos están compuestos por humanos, que se equivocan, que aciertan y que aprenden. La historia nos da muchos ejemplos de qué caminos debemos seguir y cuáles no, y eso debemos aprenderlo a través de la formación y la acción. Militar en un partido, como el Partido Progresista de Chile, requiere de dedicación, de sacrificio y mucha paciencia. Esa es la clave para que nuestro proyecto triunfe en el futuro, con la moral siempre en alto y la verdad siempre por delante.

Creo que no podría hablar de un Chile diferente sin mencionar al PRO, a Marco, a Alejandro o a Marisela. No podría hablar de un Chile diferente sin mencionar la organización territorial que fuimos creando. Como progresistas debemos sentirnos orgullosos, ya que cambiamos Chile, no con armas, sino que con ideas. 

Cambiamos Chile a través del trabajo, a través de la preparación. Aquí fue donde crecí con un grupo de mujeres y hombres valientes y justos. Aquí es de donde pretendo cambiar Chile. Aquí es donde pasé mis penas y mis alegrías. Aquí es donde decidí ser candidato, aquí es donde ocurrió mi primera derrota y me levanté, porque ser progresista es caerse y volver a levantarse, es no rendirse nunca por nuestros sueños, por nuestra Patria y por nuestros Pueblos.

Si llegaste hasta acá, es porque las ideas Progresistas te conmueven. ¡Súmate como militante a la fuerza de cambio!

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