Edison Ortiz González.
El viernes pasado La Segunda publicó en su sección chismográfica – Top Secret – una nota en que se expresaba el malestar del PPD y PS local por la crítica de Esteban Valenzuela al gobierno, habida consideración de los supuestos $ 3, 7 millones que recibiría de la administración Bachelet por una asesoría a la Subdere.
Además de ser absolutamente falsa, la nota se inscribe en la lógica de este medio que alineado con el partido del orden le ha dedicado más de tres titulares los viernes a MEO por su vínculo en el caso SQM y ninguna a Sebastián Piñera, cuyo recaudador, Sebastián Valdés, está involucrado hasta el tuétano en el financiamiento ilegal de la política pero que, curiosamente, ni La Segunda, ni la Fiscalía les ha parecido pertinente dedicarles ninguna atención ni citarlos a declarar. El duopolio está de regreso.
No hace mucho una situación similar me sucedió cuando una asesora de la subsecretaría de educación – Johnny Rotten decía “¿ustedes conocen el circo, cierto?” – manifestó a propósito de una columna mía aparecida en El Mostrador que “¡cómo le dan tribuna a este señor!, Trabaja en el Estado y vive mordiendo la mano que le da de comer!”
Ya antes, un amigo, a propósito de una nota escrita que evidenciaba el quiebre entre el ministro Peñailillo y Nicolás Eyzaguirre, a la sazón titular de educación, me “sopló”, que desde el gabinete del ministro estaban preguntando si yo era afiliado al sindicato. Me comuniqué con el jefe de la división, Gonzalo Muñoz, y le señalé lo ocurrido porque inmediatamente se evidenció la operación en marcha.
Le indique que trabajaba hace 14 años en el Mineduc, que había ingresado por un concurso público y que, producto de dos concursos públicos nacionales, había ingresado primero a la planta y luego pasado del último grado del escalafón al 10°, lo que tampoco es mucho habida consideración del tiempo trabajando allí, de los pergaminos y currículo profesional versus el de asesores del área – en esta y en la administración Piñera – que apenas cuentan con licencia de enseñanza media y que gana cinco veces más que un profesional.
Es importante insistir en esto porque creo que una vez reubicado el partido del orden, y con una presidenta que ya es solo parte de la decoración de la reinstalación de los fácticos de la concertación, se repiten los clásicos métodos de lo peor de la vieja coalición de gobierno: aquellos que se entroncan con su vertiente autoritaria aprendida colaborando con la dictadura o mirando para el lado en las brumas de Berlín.
Lógica a la cual, tampoco escapó el gobierno de Piñera de creer que el Estado es suyo. Razón suficiente para crear una tercera fuerza política, motivo para trabajar por una mejor política en especial en el plano local cuando parlamentarios de ambos signos han hecho famosa a esta región por sus frases para el bronce, por sus “iniciativas legislativas” como la Hipoteca inversa, por haber sido detenidos por corrupción, o porque sus funcionarios – la última fue la ya endémica reincidente de Sercotec – hacen lo que se les da la gana a vista y paciencia del periodismo local porque saben que en última instancia nadie les hará preguntas difíciles o porque, su respectivo padrino “pondrá las manos al fuego” por ellos. Chile se merece una mejor política y una alternativa distinta al duopolio que ha corrompido la nación y porque el Estado es patrimonio de todos nosotros.
Fuente: El Tipógrafo